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La lealtad es una virtud consistente en la observancia de conciencia, probidad y agradecimiento.
A nivel de la PERSONA nos centraremos en las relaciones sociales y de amistad. En el resto priman otras “circunstancias” de tipo afectivo-emocional (familia, pareja,..) que podrían distorsionar (y distorsionan) esta bella virtud.
La antítesis de la lealtad es la traición: quebranto de la confidencia o reserva otorgada.
Hay que hacer una mención palmaria a la existencia de un tipo de “lealtad” que es cualquier cosa menos lealtad: me refiero a una actitud servil. Este servilismo llamado, equivocadamente, “lealtad ciega” campa, ha día de hoy, en todos los ámbitos de nuestro deambular social y, principalmente, en las esferas del poder político, económico y laboral: Ante una consigna, encargo u orden en contra de tu conciencia (regida, de una forma natural, por principios y valores incuestionables), la traición no existe.
Como síntesis a todo lo expuesto, aludiré el siguiente ejemplo:
-Dos amigos comparten un secreto y, en un momento dado, uno de ellos (fuente originaria del mismo) le encomienda al otro que difunda, a una tercera PERSONA, el mencionado secreto… ¿Tú qué harías?...
Santiago Peña
Que tonteria, ¿no? cuando la fuente decide difundir el secreto deja de ser un secreto para convertirse en un mensaje normal y corriente, no se quiebra una confianza ni nada por el estilo.
ResponderEliminarun saludo!
La lealtad es esa virtud que cada uno interpreta y vive acorde a su forma de ser, no tiene que ser igual para todos.
ResponderEliminarEs un asunto difícil de unificar criterios sobre lo que significa lealtad ya que en si "lealtad" como palabra puede convertirse en una infinidad de "lealtades" tantas como personas hay en el mundo.
Te felicito por esta publicación, aunque todas son interesantisimas.
Un abrazo
Africa
Apreciado César,
ResponderEliminarNo se está hablando de si el secreto, en el momento que se transmite a una tercera persona, deja de serlo; se da por hecho que así es. La cuestión es, como receptor de la petición y de acuerdo con tu conciencia, si estás de acuerdo o no en difundirlo...
Recibe un cordial saludo
Santi
Está claro, África…
ResponderEliminarCada uno de nosotros tenemos un gradiente de conciencia que, para la misma situación, se podrán dar tantas soluciones matizadas como casos existan, ¡bien! Pero, en este ejemplo, básicamente se seguirán dando dos posibles salidas: atiendo la demanda difundiendo la noticia, o me atengo a mi conciencia y no la transmito…
Muchas gracias África, por tu estimable aportación…
Santi
Santi,
ResponderEliminarEn referencia a si difundir o no la noticia, no solo dependerá de la posible lealtad, sino de otros valores que como persona tenemos y que son determiantes para dicha decisión.
Personalmente, yo no lo haría pero eso no quiere decir que otro si lo pueda hacer, ya que somos seres individuales y como tales cada uno decide que debe hacer y que no en cada situación.
Siempre cuando me encuentro en un dilema parecido a si hacerlo o no, solo puedo decirte que siempre llego a la misma conclusión. "No hagas lo que no te gustaria que te hiciesen a ti". Mayoritariamente obtengo la solución al dilema.
Un abrazo
Africa
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarApreciada África,
ResponderEliminarEl final de de tu comentario es el desable y el éticamente correcto.
Un vez más, gracias...
Un abrazo
Santi