miércoles, 29 de diciembre de 2010

CREENCIA Y VOLUNTAD

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Son dos principios abstractos o característicos diferenciadores respecto de los animales no racionales.

La creencia, como motivación para alcanzar la excelencia.

La voluntad, como la capacidad consciente que nos mueve a hacer cosas de manera intencionada, por encima de las dificultades y de los contratiempos; la capacidad de decidir propia de un ser dotado de inteligencia y capaz de auto conjurarse desde la creencia que ¡se puede!

Sócrates, como paradigma de la voluntad, al decidir ingerir la cicuta (sabiendo que, con ese hecho transcendental, va a morir) alcanza la máxima plenitud como persona, es decir, la dignidad, y, por ende, la grandeza porque es soberano de su acto fundamental y último.

Tenemos que “desterrar” (de nuestro interior, como no virtuoso) al individuo asocial (autosuficiente, que se ríe de la propia sociedad que lo sustenta, impostado, vacuo y desagradecido por su propio orgullo) que llevamos todos dentro.

Posiblemente estemos en las primeras fases de transición de “humanoides con ramalazos que nos hacen oscilar entre lo humano y lo animal. El día que aceptemos de buen grado nuestra parte animal y nos abracemos a la naturaleza, habremos dado un paso en firme hacia el humano cuya semilla llevamos dentro” (Jesús Gabriel Gutiérrez). A la PERSONA de verdad.


Santiago Peña


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¿ES PRIORITARIO RECUPERAR LOS VALORES? ¿SON NECESARIOS PARA LA REGENERACIÓN DE LA SOCIEDAD ACTUAL?


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Es notorio que, nuestros anhelos y esperanzas, no están cayendo en vano. Se está empezando a materializar (posiblemente de una forma embrionaria) una consciencia universal sobre nuevos ¿paradigmas? y/o planteamientos vitales.

Se podría decir, sin temor a equivocarnos, que estamos embarcados en una loca transición; aparentemente sin rumbo preestablecido, con un “mareo existencial” y que una gran mayoría (posiblemente una parte importante de la juventud; no toda por supuesto) no se han dado ni cuenta. No se percatan de su propia inmadurez, maleabilidad intelectiva; se creen mucho mejor preparados que nosotros (padres, maestros,…). ¿En formación académica? ¡No lo dudo! ¿En inteligencia emocional, educación del espíritu (ética, moral,…), respeto a nuestros mayores (sus abuelos)? ¡Nulos! Seguro que, en estos momentos, tienen que haber recién titulados, profesionales noveles, que tienen que tener una formación del espíritu (innata) muy elevada pero…por desgracia es minoría y eso es un hecho incontestable.

No me considero ni utópico ni iluminado, simplemente persona con una capacidad crítica lo suficientemente despierta para intentar ver la realidad de las cosas. Bajo mi modesta opinión, se han hecho muchas cosas mal (no todas). Pero, si me lo permiten, voy a dejar caer un par (son más) que podrían ser perfectamente representativas de lo que nos acontece:

-Sobre-explotación de los recursos. Hemos pretendido hacer cambiar la tierra para nuestros intereses y no nosotros adaptarnos a ella. El cientificismo tecnológico, acompañado (tutelado) de un consumismo brutal y sin escrúpulos, no has hecho mucho daño. Se produce una falta de armonía entre la madre tierra y los “hijos” y, para más desgracia, entre nosotros mismos (aquí los 7 Pecados Capitales aparecen en todo su esplendor: corrupción, envidia, egoísmos,…). Tenemos que rescatar la ARMONÍA, perdida en las fauces del olvido, con el entorno (NATURALEZA) y entre nosotros.

-Y falta de responsabilidad en todos los niveles. Desconexión de maestros a alumnos (la sociedad les ha “robado” la autoridad; no está bien visto). Pero la más grave, la más sangrante, la ruptura de padres a hijos. Hemos “renunciado” a su EDUCACIÓN. ¿Por qué? Por hedonismo, egoísmo, cobardía, comodidad…


La “suerte” que tiene la juventud, que nos tiene que substituir, es que son precisamente jóvenes (inmaduros; se tienen que hacer, se están formando), son dúctiles y recuperables. ¡Y ahí tenemos que intervenir nosotros! "Predicando con el ejemplo" (María Pilar Alquezar): honestidad, rectitud, principios éticos y morales incuestionables,…pero ¡siempre, siempre con el ejemplo! Y eso es “EDUCACIÓN en mayúsculas”. El otro pilar, fundamental, es la recuperación de la figura del MAESTRO (también con mayúsculas). Los maestros/profesores/educadores nunca serán “los colegas” de nuestros hijos, como no fueron de nosotros.


Santiago Peña


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EL DEBER DE VOLVER A SER PERSONAS


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Considero vital el deber (principio categórico) de volver a ser PERSONAS. Me explico, tenemos que volver a reconquistar nuestra parcela íntima y verdadera del ser. Ser nosotros mismos ¡y nadas más! Sencillo ¿No?


El hombre, en su concepción ontológica, es libre de pensamiento y acción. Por lo tanto, si no quiere renunciar a su suprema responsabilidad de ser lo que es, tiene el deber moral de regirse por estos valores supremos e inmutables. Como ejemplo práctico, hay una rama de la ética que es la deontología. La misma se compone de una serie de normas y códigos de obligado cumplimiento en muchas profesiones, tan conocidas y estimadas, como, por ejemplo, la medicina y los peritos judiciales (por supuesto que hay muchísimas más).

El relativismo moral nos está “destrozando” (en el sentido más brutal de la palabra). ¡No todo está bien! (“¿si tú crees que ya es suficiente?, pues… ¡vale!”).

Es meridiano que, después de esta reflexión, la Filosofía y las llamadas ciencias del espíritu tienen que volver a recuperar su posición cardinal en el sistema educativo.


Santiago Peña


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DECÁLOGO DEL BUEN DIRIGENTE

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1) Autoconocimiento; si no nos conocemos…
2) Formación Competencial para la Excelencia.
3) Una Actitud Ética de la Persona.
4) Una auténtica Justicia social.
5) Libertad de la Persona por encima de cualquier otra consideración.
6) Autocontrol...una actitud más de servicio que de autocomplacencia.
7) Coherencia...nuestras palabras y nuestro hechos...un encaje perfecto.
8) Empatía...la reina madre de la verdadera inteligencia emocional.
9) Dar desinteresadamente...de uno mismo...de sus bienes...de sus conocimientos...de sus habilidades...
10) Compromiso...con lo que haces y con los demás.

Y, complementando a los anteriores, añadiríamos:

11) Visión de Futuro. Innovador. Creativo.
12) Motivador. Ilusionador. Dinamizador del equipo. Trabajo en equipo. Conductor. Incentivador. Liderazgo.
13) Comunicador. Integrador. Capacidad de diálogo. Saber escuchar.
14) Conocedor de les capacidades necesarias para cada puesto. Buen gestor de equipos.
15) Emprendedor. Actitud política (de empresa) sabiendo y distinguiendo necesidades, tácticas de estrategias (Necesidades a corto y a largo). Y aportando caminos.
16) Saber delegar.
17) Paciencia, para esperar el tiempo.
18) Resiliencia, para superar dificultades.

Autores:
Ana Bosch Villaret
María Pilar Alquézar Abrié
Mercedes Estrada Santiago
Montserrat Fugardo Estivill
Àngel Mòdol i Solé

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