domingo, 25 de octubre de 2015

¡FILOSOFÍA, SIEMPRE!



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La PERSONA hizo a la Filosofía y la Filosofía hizo a la PERSONA


¿Es necesario cuestionarnos si, la Filosofía, debería seguir siendo una asignatura troncal en el desarrollo de la nueva LOMCE?

Según relataba Pitágoras, en el mundo existen tres tipos diferentes de PERSONAS: Los "buscadores" de gloria y honor, los "buscadores" de poder y riqueza, y los simples "contempladores". Éstos últimos son los llamados Filósofos. Estrictos "buscadores" de la Verdad y por ende del Conocimiento.

Platón sistematizó, de la mano de su Maestro Sócrates, la búsqueda inquebrantable de la Verdad. No hay nada más verdadero que la propia duda de todo lo existente: Platón 1 - Sofistas 0.

En una sociedad/civilización madura (y no enferma) esta pregunta ni nos la plantearíamos. En esta sí (ÉTICA Y LIBERTAD).

 

Debemos entender el mundo, pero, primero, a nosotros mismos. La Filosofía no solamente son las tres famosas sentencias que el Filósofo planteo en algún difuso momento: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? Y ¿A dónde vamos?

Filosofía es la búsqueda permanente de la Verdad; es nuestra "búsqueda" como PERSONAS. Es buscar un sentido coherente a nuestras existencias; es el aceptar; el aceptarnos. Es Materia Universal de Estudio; abarca todas las esferas del Saber. La Filosofía es la provocadora; es la liberadora y es la concienciadora de Espíritus.

Filosofía es el Faro Perpetuo; es la Luz... ¡Y pretenden dejarnos ciegos! Ya suficiente hemos tenido que padecer con la pérdida del resto de las Humanidades.

Esta sociedad/civilización (occidental) es corrupta, y deforme, desde su génesis. Este liberalismo, fruto de ingeniería social, nos ha llevado a una deshumanización total, alienante, globalizador, exterminador de ideas y de sociedades contrapuestas. No respeta nada ni a nadie. Las llamadas "sociedades libres" son la antítesis de la Verdad, de la Justicia y de la Libertad. Ensalzan la (llamada) libertad del individuo para poder seguir explotando a sus  semejantes; para acabar con sus creencias, con su individualidad, con su integridad...

El actual sistema educativo (en España y en el resto de países occidentales) es una perfecta herramienta al servicio de la causa. No se pretenden PERSONAS. Se proyectan "esclavos" perfectamente formados: Ingenieros, físicos, comerciales, productores, operarios, dependientes, funcionarios... ¡Pero no PERSONAS!

Cuestionarnos "quiénes somos" y "a donde vamos"... ¿Podemos llegar a ser mejores; superarnos...? Estás preguntas no se encuentran en la agenda de los que rigen nuestros destinos.

Es de vital importancia luchar para poder mantener, por todos los medios posibles, esta Excelsa Disciplina Universal. El Pensamiento Crítico, de la que nos dota la Filosofía, es lo único que es verdaderamente nuestro. ¡Que no nos lo arrebaten!

Los mass media (y, prácticamente, todo lo que nos rodea) están al servicio, exclusivo, de esta falsedad, y engendro diabólico, llamada, eufemísticamente, "sociedad democrática".

Moralmente, estamos obligados a preservar (y a rescatar) Valores Universales que son consustanciales a la PERSONA. El Pensamiento Filosófico, es lo único que nos queda. La civilización occidental, con sus aparentes democracias liberales, es corrupta, liberticida y opresora de ficticios ciudadanos. No abandonemos a la Filosofía, si no la Filosofía nos abandonará a nosotros. "Mátrix" es una "realidad" y la temida Distopía ya es presente.


¡Filosofía, siempre!


Santiago Peña


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sábado, 17 de octubre de 2015

ACERCA DE LA MODERNIDAD


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La Modernidad, se dice que es una cualidad. Es decir: la cualidad de Moderno. ¿Qué entendemos por Moderno? Todo aquello que se desenvuelve en una (deseable) permanente actualidad ("aquello": puede ser desde una prenda de vestir, hasta una teoría científica). La ciencia no transforma: recrea los mimbres de un "falso" progreso. La Modernidad certifica su autoextinción, propia de su imposible perdurabilidad. Todo aquel que persista en vivir en la más actual Modernidad vagará en el laberinto de la Caducidad. No hay nada más anacrónico que intentar coexistir, falsamente, en una incesante Modernidad. Es lo pasajero; es la extinción asegurada en un viaje sin retorno; es el olvido; es lo momentáneo; es lo mediocre; es lo falso y es lo grosero. Son continentes; son embases fugazmente bellos pero, a la vez, efímeros.

Los llamados cambios sociales, destinados a un teórico progreso, son, en realidad, retrógrados (eufemísticamente llamados de la Modernidad); son la descarada contraposición de, lo que llamaríamos, la Cultura de la Tradición. Cualquier obra de arte, arquitectónica, musical, científica, literaria,...etc., pasará de lo perecedero, a lo Clásico si, realmente, ha logrado aportar, a lo largo del tiempo, un verdadero Contenido a la Humanidad. El Continente se degrada; el Contenido perdura. Lo "Antiguo" es lo más actual y, por lo tanto, el tiempo no cuenta. Por lo que transitamos en una permanente Actualidad. En cambio, la Modernidad es el deambular en una insoportable, y trivial, Caducidad.

Dentro de la llamada Perennidad, la Transformación es propio de Espíritus rebeldes, bellos, revolucionarios, íntegros, egregios; artífices de Potencialidades Perpetuas. El nutrirnos de las fuentes más ancestrales nos confiere el Conocimiento más puro del Universo. Discípulos sedientos de Amor; necesitados de Paz; buscadores irredentos del Saber; navegantes de la Eternidad. No existe lo Arcaico. A lo sumo: no poseemos el nexo para poder comprenderlo; las "herramientas" para poder extraer la esencia más pura del Primer Conocimiento. El reconocer a nuestros antepasados nos brindará la clave del Entendimiento y de la Luz.

El Saber Antiguo (o Clásico) no se extingue, motivado por su propia definición. Son referencias y fustes intactos de una Tradición;  que no conoce límites temporales. Permanece inalterado. Prueba de todo ello: El Entender; el Aceptar, es ponerse en la situación del otro; siempre con respeto y, evidente, Humildad.

La Eternidad es el Presente Continuo; es el permanente Conocimiento de la Realidad.

Seamos Virtuosos y seremos Eternos


Santiago Peña


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domingo, 11 de octubre de 2015

ÉTICA Y LIBERTAD


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Siempre que mis actos generen consecuencias positivas para los que me rodean, diremos que la Libertad ejercida es una verdadera Libertad porque, toda ella, es, evidentemente, Ética.

Por lo tanto: la conquista, irrenunciable, de la Libertad (de unos y de otros) es la concreción de un mundo plenamente Ético. La Justicia y la Libertad habrán alcanzado la mayoría de edad de la Humanidad. Todo lo existente se desarrollará en una franca Armonía; la Verdad, en todo su esplendor, se hará plenamente presente. Desde la Metafísica clásica, u ortodoxa, se dice que la Verdad es Dios. Más bien, habría que plantearse, que la Verdad define a la Realidad. Sólo una Verdad; sólo una única Realidad. El mismo Universo (Todo Uno) es la única, e incuestionable, Verdad.

La Sapiencia como culmen de la Virtud. La PERSONA Sabia es Verdaderamente Buena. No hay fortaleza más evidente que la Virtud. La Integridad de la PERSONA como suma de todos los Valores; como síntesis de todo lo que nos hace ser auténticamente Humanos.  

En cambio, ser egoísta, coarta nuestra Libertad. El mal, concebido por actos cortoplacistas, genera nuestra propia falta de Libertad. El mal es la debilidad personificada; es lo incompleto y es la inmadurez del individuo, de la tribu o de toda una sociedad. La violencia es impotencia. Los seres inmaduros son violentos por su innegable debilidad: "Mi mundo" es un mundo limitado, sin perspectiva, ciego, sordo, enano, insensible, imperfecto y, sobre todo, negacionista de la verdadera Realidad. Las falsas realidades, son sólo eso: ilusorias, aparentes y efímeras. No seremos; siendo "carceleros" de nuestras propias subsistencias.

El sentirse, "verdaderamente", libre implica: no atentar contra uno mismo, no agredir al resto de nuestros congéneres y  no destruir el entorno (todo lo que representa la naturaleza). Por lo que el fin último de cualesquiera sociedad/civilización, realmente evolucionada, es el Bien Común de toda existencia pasada (conservación), presente y futura.

No obstante, cuando los infinitos procesos de la vida eclosionan, generan identidades dispares y/o contradictorias. Es el caos que, perfectamente diseñado y propio de su ingénita inmadurez, da a luz engendros; seres grotescos, pero poderosos. Los mismos son capaces de todo tipo de creaciones maravillosas y, a la vez, deleznables y/o monstruosas. A estos resultados no esperados, por formar parte del caos, lo llamaremos "el mal".

Todo ello, nos lleva a la maldad que es la alteración forzada; violentada, de lo inicialmente armónico. Cuando se ejerce la fuerza sobre el mal la consecuencia, pretendidamente no deseada, es más mal. A toda acción de fuerza se produce una reacción igual, o superior, de más fuerza. Es decir: de más maldad. No de fortaleza, si no de más debilidad.

En cambio, el Bien es el resultado (preconcebido, autónomo y maduro) de actos armónicos. Es decir: la natural, y esperada, síntesis del Equilibrio Cósmico.

Por este principal motivo los individuos inductores, o generadores, de actos malignos transitarán en un mar de infinita tortura existencial, agonizando en un océano de incombustible dolor interior y de permanente debilidad. En definitiva: no se aman; no se respetan. En el fondo: se odian; proyectándolo hacia el exterior con salvaje fuerza, en algunos casos, o en movimientos fríos, en otros. "Máquinas" con fecha de caducidad. Todo lo maquinal, por definición, es impersonal, limitado y heredero de todas las imperfecciones humanas. En sus torpes movimientos no conciben la Libertad y no saben que es la Paz. No son honestos con ellos mismos y, por supuesto, con el resto de la Humanidad.

Por consiguiente: el Azar no existe. Simplemente que no conocemos la cadena de acontecimientos provocados por una causa primera. Todo principio tiene su(s) consecuencia(s) que afectará, en mayor o menor medida, a todo lo adyacente...

-Actualmente,  para justificar el asesinato de PERSONAS inocentes en las múltiples guerras que nos asolan, se ha acuñado (eufemísticamente) la siguiente frase: "Daños colaterales". Hablemos con propiedad: crímenes de guerra. Toda guerra es un crimen contra la Humanidad, y es el mal en su máxima expresión-

Seguimos siendo unos "monos con dos pistolas". Peligrosos y autodestructores. La maldad como prueba de nuestra evidente, e insoportable, inmadurez. El género humano es autodestructivo porque en el fondo nos odiamos; nos ignoramos; no nos soportamos y, lo más grave, no nos conocemos. Y consecuencia de todo ello: no nos Respetamos. Lamentablemente no somos muy propicios a emplear, desde la Humildad más absoluta, esta Superior Actitud.

La Libertad como culmen de nuestra anhelada madurez.  En cambio, nuestras sociedades son oscilantes y no lineales en el tiempo. No existe una "cacareada" evolución. Damos un paso y retrocedemos dos. A nivel científico-técnico no lo pongo en duda -¡faltaría más!- Pero,... en el plano del Espíritu, me temo que no...

La civilización occidental fue depositaria de Valores Universales que han sido maltratados, despreciados y  (en el mejor de los casos) desterrados, en pos del utilitarismo, la apariencia, la modernidad, la relatividad (Ética y Moral), la fatuidad, el materialismo, la vacuidad, la vulgaridad, la indolencia y, como recapitulación a todo lo expuesto, a una total irresponsabilidad (las mal llamadas "responsabilidades compartidas" ¿...?). El mal causado no es nominativo y, por lo tanto, "no tiene dueño".

Nos debemos a nosotros mismos. Regenerarnos; cambiar para, efectivamente, cambiar. No cambiar (giro de 360º) para quedarnos igual. Estamos obligados a recuperarnos o, inexorablemente, nos autoextinguiremos. Ética, Moral, Verdad, Razón, Bondad, Solidaridad, Responsabilidad, Integridad y, sobre todo, Dignidad, son Valores Universales que caracterizan al Género Humano. Si no es así, no nos deberíamos calificar como tal. Más bien... unos simples humanoides tecnológicos.

Lo que, verdaderamente, cambiará el mundo no es la perfecta utilización de las máquinas, o el total dominio de las múltiples ciencias, si no la potenciación de la PERSONA: el enriquecimiento espiritual, la plena madurez, la permanente, e incuestionable, utilización de la Verdad y del Sentido Común. Coherencia, Honestidad, Lealtad y Humildad son ramilletes de la Excelsitud. Es decir: Debemos reconquistar la Aristocracia del Espíritu; lo mejor de nosotros mismos.

El Poder Hacer implicará, posiblemente, Felicidad. El Poder positivo, el Poder en mayúsculas, es el Bien; es el Bien Común o el máximo bien posible a toda la comunidad. La Autoridad es el conocimiento enjuiciado; es Integridad. En definitiva: es el Saber, expresamente reconocido, es Sapiencia y es Virtud.

La total desnudez hace a la PERSONA. Lo demás: artificio, angustia y frustración. Nacimos desnudos y desnudos nos iremos. Nada seremos por mucho que tengamos. La Libertad no es tener; la Libertad es la Potencia (o capacidad) de Poder Ser. La Ética induce, invariablemente, a la Libertad. El no depender del Tener libera: "nada tengo"; luego soy "dueño" de mí Potencia para Poder Ser. El Poder Ser lo que uno quiera Ser, respetando a los demás, se llamará Libertad. Conforme más seamos (el Poder Ser uno mismo), más libres nos sentiremos.

No hay mayor camino hacia la Libertad que el Poder Ser


Santiago Peña


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