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La esencia del liberalismo presente es la
destrucción sistemática de todos los Valores
posibles, incluido el Derecho Natural.
Resultado de todo ello, estamos instalados en unas
falsas democracias, verdaderamente liberticidas, en lo social y en lo económico;
íntegramente amorales, anti éticas; descaradamente relativistas, aberrantes,
cínicas (desde lo filosófico) y esquizofrénicas (desde lo existencial).
Debemos ser libres desde Valores Íntegros, Justicia Social... y no desde el único, alienante, excluyente y
falso paradigma de las vigentes manoseadas democracias occidentales.
El sistema ultra liberal en el que,
indefectiblemente, nos estamos viéndonos abocados, está llevándonos,
irremisiblemente, a un nihilismo pernicioso y autodestructivo. El relativismo
moral es lo moderno y es lo, políticamente, correcto... Todo lo demás debe ser
denostado, vilipendiado, pisoteado y, por último, amputado hasta su total
aniquilación. En nombre de las llamadas "sociedades libres" se están cometiendo, impunemente, contra otros
países, culturas y pueblos (Irak, Siria, Palestina, Libia...) las atrocidades
más salvajes e inimaginables, simplemente, por el hecho de no ser "de la cuerda" del Imperio:
referencia absoluta de lo existente. Deben (quieran o no) ser "liberadas" de sí mismas; de sus
tradiciones, de su espiritualidad y, sobre todo, de su entidad colectiva. "Nosotros -mesiánicamente hablando- somos la salvación".
La Libertad
del Ser no puede ser la "libertad
para...". En la civilización occidental, imperante, la asfixia del
individuo es evidente. Existe, de facto, una pseudo libertad para poder aplastar
al débil; al diferente, para poder enriquecerse a costa de los demás: todo está
permitido; el sistema protege a los ávidos, e inhumanos, halcones; el mismo se auto
enaltece; se auto vanagloria... "Somos
la referencia". ¿Los Valores? ¿Eso?... ¡Eso, ya es otra cosa!
El utilitarismo por encima de cualquier otra
consideración. Las sociedades filosófico-políticas, que se basen en el bien
común y la plena fraternidad de culturas y pueblos, son, literalmente, "el
mal" y deben ser combatidas, por todos los medios posibles, hasta
su total desaparición. "El mal nos
rodea y debemos combatirlo; nosotros somos los buenos, el resto los
malos", son algunas de las axiomáticas reseñas, por antonomasia, para
justificar lo injustificable.
Para acabar de cerrar el círculo, una parte, nada
desdeñable, del mundo de la intelectualidad (y de la mal llamada "cultura"), como "tonto útil" del engendro antropofágico,
son sus grandes valedores y aliados, junto con los medios de comunicación,
parte activa y propagandística de todo el entramado. ¡Esa obsesión enfermiza de
anatematizar todo lo que tenga que ver con lo intangible de la PERSONA!
Como primera "gran víctima" de la Filosofía, ha
sido la burla, el destierro y el cuasi olvido de la Metafísica: el estudio sobre el Ser (Ontología), su
reivindicación permanente, su recuperación en las aulas; su reconocimiento como
Filosofía Primera, son necesarias para,
así, poder recobrar a la PERSONA.
El tecno-cientifismo híper exaltado o como
consolidar, calculadamente, una permanente soledad del Ser. Reivindicar parcelas
de espiritualidad no significa rescatar postreras y deslegitimadas religiones
(al igual que las actuales: deportes de masas y el propio liberalismo), como
fue la otrora oficialista Católica y otras creencias existentes. Una parte importante
de ellas (especialmente las diferentes ramas del cristianismo) en franco
declive, fruto de sus inconsecuentes, corruptos (¡también!) y deformados procederes.
En definitiva: La
naturaleza, y fin último, del liberalismo es el nihilismo o la autodestrucción,
signo incontestable de la victoria final como sistema, pretendidamente, único y
triunfante... Por todo lo expuesto, obsesivamente, necesita de un enemigo
exterior para poder evidenciar lo innegable. Invariablemente tiene que haber un
adversario... ¡y si no, se inventa! Antes lo fueron el fascismo y el comunismo;
ahora, posiblemente, lo sean el islamismo (¿radical?) y los sistemas
filosófico-políticos de inspiración, eminentemente, humanísticos.
"Libertad, igualdad,
fraternidad"
¿Por qué será que me es
familiar este lema?
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Santiago Peña