sábado, 21 de marzo de 2015

LIBERTAD PARA PODER... ¡NO!



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La esencia del liberalismo presente es la destrucción sistemática de todos los Valores posibles, incluido el Derecho Natural.

Resultado de todo ello, estamos instalados en unas falsas democracias, verdaderamente liberticidas, en lo social y en lo económico; íntegramente amorales, anti éticas; descaradamente relativistas, aberrantes, cínicas (desde lo filosófico) y esquizofrénicas (desde lo existencial).

Debemos ser libres desde Valores Íntegros, Justicia Social... y no desde el único, alienante, excluyente y falso paradigma de las vigentes manoseadas democracias occidentales.
   
El sistema ultra liberal en el que, indefectiblemente, nos estamos viéndonos abocados, está llevándonos, irremisiblemente, a un nihilismo pernicioso y autodestructivo. El relativismo moral es lo moderno y es lo, políticamente, correcto... Todo lo demás debe ser denostado, vilipendiado, pisoteado y, por último, amputado hasta su total aniquilación. En nombre de las llamadas "sociedades libres" se están cometiendo, impunemente, contra otros países, culturas y pueblos (Irak, Siria, Palestina, Libia...) las atrocidades más salvajes e inimaginables, simplemente, por el hecho de no ser "de la cuerda" del Imperio: referencia absoluta de lo existente. Deben (quieran o no) ser "liberadas" de sí mismas; de sus tradiciones, de su espiritualidad y, sobre todo, de su entidad colectiva. "Nosotros -mesiánicamente hablando- somos la salvación".

La Libertad del Ser no puede ser la "libertad para...". En la civilización occidental, imperante, la asfixia del individuo es evidente. Existe, de facto, una pseudo libertad para poder aplastar al débil; al diferente, para poder enriquecerse a costa de los demás: todo está permitido; el sistema protege a los ávidos, e inhumanos, halcones; el mismo se auto enaltece; se auto vanagloria... "Somos la referencia". ¿Los Valores? ¿Eso?... ¡Eso, ya es otra cosa!

El utilitarismo por encima de cualquier otra consideración. Las sociedades filosófico-políticas, que se basen en el bien común y la plena fraternidad de culturas y pueblos, son, literalmente, "el mal" y deben ser combatidas, por todos los medios posibles, hasta su total desaparición. "El mal nos rodea y debemos combatirlo; nosotros somos los buenos, el resto los malos", son algunas de las axiomáticas reseñas, por antonomasia, para justificar lo injustificable.

Para acabar de cerrar el círculo, una parte, nada desdeñable, del mundo de la intelectualidad (y de la mal llamada "cultura"), como "tonto útil" del engendro antropofágico, son sus grandes valedores y aliados, junto con los medios de comunicación, parte activa y propagandística de todo el entramado. ¡Esa obsesión enfermiza de anatematizar todo lo que tenga que ver con lo intangible de la PERSONA!


Como primera "gran víctima" de la Filosofía, ha sido la burla, el destierro y el cuasi olvido de la Metafísica: el estudio sobre el Ser (Ontología), su reivindicación permanente, su recuperación en las aulas; su reconocimiento como Filosofía Primera, son necesarias para, así, poder recobrar a la PERSONA.
    
El tecno-cientifismo híper exaltado o como consolidar, calculadamente, una permanente soledad del Ser. Reivindicar parcelas de espiritualidad no significa rescatar postreras y deslegitimadas religiones (al igual que las actuales: deportes de masas y el propio liberalismo), como fue la otrora oficialista Católica y otras creencias existentes. Una parte importante de ellas (especialmente las diferentes ramas del cristianismo) en franco declive, fruto de sus inconsecuentes, corruptos (¡también!) y deformados procederes.

En definitiva: La naturaleza, y fin último, del liberalismo es el nihilismo o la autodestrucción, signo incontestable de la victoria final como sistema, pretendidamente, único y triunfante... Por todo lo expuesto, obsesivamente, necesita de un enemigo exterior para poder evidenciar lo innegable. Invariablemente tiene que haber un adversario... ¡y si no, se inventa! Antes lo fueron el fascismo y el comunismo; ahora, posiblemente, lo sean el islamismo (¿radical?) y los sistemas filosófico-políticos de inspiración, eminentemente, humanísticos.


"Libertad, igualdad, fraternidad"


¿Por qué será que me es familiar este lema?


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Santiago Peña