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¿Qué entendemos por Ruido?
El
término Ruido tiene una imponente
variedad de definiciones, ya sea desde la física acústica, que sería (de facto)
la natural, pasando por disciplinas tan distintas como la política, la justicia,
la sociología, las telecomunicaciones, la medicina, sistemas multimedia,
periodismo, etc.
Citemos
algunas de ellas,
· Con una primera interpretación estrictamente acústica: sonido inconsecuente
(inarmónico), por lo general no grato al oído.
· Desde el campo del orden público o judicial: bullicio, desavenencia,
querella, altercado o polémica.
· Pasando por el ámbito de las relaciones sociales: decir las cosas
de una forma grandilocuente y que no tienen la importancia que se les pretende
dar.
· Llegando a la semiótica: entorpecimiento, u obstrucción, en el que
se ven alterados los procesos de comunicación.
· Nuevamente, desde la fisiología acústica: sonido de bajo
nivel, ordinariamente estable y persistente, que se haya presente en una determinada zona de la gama
auditiva y que puede llegar a ser molesto.
· Y destacando, finalmente, en el área de las telecomunicaciones (tanto
en audio frecuencia, como en alta frecuencia): señal
perturbadora en un circuito eléctrico/electrónico producida por sus componentes,
especialmente resistencias.
En
definitiva, hay una expresión coloquial que lo resume perfectamente: “mucho
ruido y pocas nueces” (se le atribuye al insigne dramaturgo inglés William Shakespeare, al ser el título de una obra
teatral, en forma de comedia romántica, escrita, por él, en 1598); la cual nos viene a señalar
que algo
figuradamente significativo posee un escaso fondo o es marcadamente intrascendente.
El Ruido como el gran adversario del pensamiento reflexivo
La profusión de Información no filtrada, no contrastada y, por tanto,
no depurada, conlleva a una saturación en el medio. Es decir: se traduce en Ruido. Internet es un palmario ejemplo
de información basura. -Se calcula
que más de un 90% de contenido que transita por la red, es de escaso valor; por
no decir nulo-. No todas las noticias que se mueven en las webs son fiables y/o
verdaderas. Existe, en exceso, información redundante; concurren noticias
manipuladas; se genera información interesada para unos y perjudicial para
otros; hay noticias veraces que se ocultan y, en cambio, se divulgan, y
potencian, muchísimas otras manifiestamente falsas.
La información obtenida directamente de la fuente original es una
quimera por razones tan obvias como son los límites temporales y espaciales y, por
consiguiente, nos vemos en la necesidad de tener que recurrir a todo tipo de
medios de comunicación disponibles a nuestro alcance, como son las agencias de
información, estaciones de radio, cadenas televisivas y/o prensa. -Hay que
hacer la salvedad que los soportes pueden ser los tradicionales (en cada uno de
los medios) o mediante Internet. Los
resultados deberían ser los mismos, con el matiz de la práctica inmediatez de
la noticia, a través de redes sociales como, por ejemplo, Facebook, Twitter u otros
(agencias de información virtual o diarios digitales)-.
El haber "democratizado"
(aparentemente) la información a través de Internet
podría ser una trampa. Se da la paradoja de tener la sensación de que hayamos
conquistado parcelas de libertad, al
margen de las agencias de información hegemónicas, al haber conseguido el poder
nutrirnos por canales de información "alternativos".
Aparentemente es cierto pero la realidad nos dice que la información que corre
por la misma no es tan independiente y libre como parece. "La
información es poder". ¡Así fue, así es y así será! ¿Qué queremos
decir con esta clarificadora (y descorazonadora) sentencia? Que el sistema,
siempre que pueda, no va a dejar escapar el control de los medios de
comunicación. El sistema se autoreconfigura para poder perpetuarse.
Por lo que: tener la capacidad (y el sano esfuerzo) de discriminar
(comparar, filtrar y/o eliminar) subproductos de información requiere de
disciplina, tiempo y un deseable preconocimiento del "producto" con el que nos topemos para no errar ruborizadamente
en el empeño. El sentido común y un mínimo de formación de la materia
(informativa) es vital para no tener que empezar a sospechar que la información
obtenida, a través de todos los medios posibles, sea, realmente, auténtica o que,
la misma, sea, lamentablemente, un bluff informativo.
En definitiva, los soportes han cambiado a positivo: mayor cantidad
de información, multiplicidad de fuentes (intermediarios) y, sobre todo, la
cuasi total inmediatez. Pero... ¿Y la
calidad de esa información? ¿Y la veracidad de la misma? ¿Ha sido contrastada?
¿Es de fiar? ¿Quién está detrás de esa noticia? ¿A quién beneficia; a quien
perjudica?
Por todo ello... el Ruido mediático es el gran disidente de
la Verdad.
Los cabos de un barco son los extremos que deberemos de atar. De
esta manera, disponiendo de los diferentes focos de información, podremos
comparar. Tendremos los "mimbres"
necesarios para poder contrastar, valorar y, al final, discriminar. Toda
supuesta noticia tiene una parte de mentira y una porción de Verdad. Si esa misma noticia viene
abalada por diferentes, y contrapuestos, focos de información démosle un plus
de credibilidad. En caso contrario desechémosla o, en el mejor de los casos,
otorguémosle (bienintencionadamente) un 50% de Veracidad.
¿Vivir en una Sociedad sin Ruido?
Ante la ausencia de Ruido
no se produce silencio, sino la Paz
con uno mismo. Nos hallamos ante la Verdad.
Se desvanece el ego y, acto seguido, desaparecemos en el Cosmos. En determinados momentos de nuestra atropellada existencia,
es necesario el silencio para poder dialogar con el Alma; para poder platicar con nosotros mismos; para poder
interrogarnos y, por encima de todas las cosas, para poder rencontrarnos. Refundirnos
para poder volver a ser. Ser lo que nunca deberíamos de deja de ser. Ser
nosotros mismos.
No obstante, el Ruido
es parte inherente de la PERSONA.
Existe el Ruido porque somos
generadores de Ruido. En nuestros múltiples
movimientos: en la respiración; en la corriente sanguínea; en nuestro diario
caminar. En la quietud; en la ausencia de Vida
se haya el silencio; se haya la Paz.
Por lo tanto: si queremos seguir sintiéndonos vivos deberemos "crear" Ruido. Ruido Vital. Ruido de Vida. Ruido armónico; Ruido domeñado; Ruido
acorde con nuestro quehacer existencial. Deberemos replegarnos, deconstruirnos
para poder reconstruirnos. En la expansión se haya la debilidad y en el
recogimiento la Vitalidad. En el
propio, y perpetuo, movimiento cíclico de expansión y contracción estará
presente el Ruido. Siempre que haya
movimiento nos acompañará, ineludiblemente, el Ruido... ¡Eterno, como Eterna es la Verdad!
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Ruido (nuestro Ruido),
Sometido, nuestro fiel compañero de viaje, será,
Rendido hacia una nueva melodía,
Manso hacia una renovada Realidad.
Ruido armónico; Ruido hermano,
Mecido por los movimientos del Alma.
Ruido henchido de Paz.
Nuestra auténtica Música; nuestra Verdadera Faz.
Santiago Peña
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