sábado, 10 de septiembre de 2011

UNA BREVE APOLOGÍA SOBRE EL EXISTENCIALISMO


* * *

El comienzo de esta corriente filosófica fue a partir de la célebre frase que acuñó Dostoievski: “Si Dios no existe, todo está permitido”.

Indudablemente no hay excusas y todo está admitido. Como resultado la PERSONA está “dejada” porque no encuentra en sí, ni fuera de sí, la posibilidad de aferrarse a alguien o a algo.

Si evidentemente la existencia antecede a la esencia, no podrá de ningún modo ejercer un cierto esclarecimiento en referencia a un principio de humanidad proporcionada e inamovible; en otros términos, no hay determinismo: la PERSONA es libre, por lo que encarna y representa la libertad.

Dicho de distinta forma, si Dios no existe, nos hallamos sin valores u órdenes que puedan justificar nuestro gobierno. Así nos encontramos que, ni por el anverso ni por el reverso, se halla el refulgente feudo de los valores, coartadas o disculpas. Deambulamos solos y sin pretexto alguno. Por lo que, repito, la PERSONA está “condenada” a ser libre.

La PERSONA, sin sostén ni asistencia, está “penada” en todo tiempo a concebir a la PERSONA. Esta “pena innata a vagar por el mundo” se debe al hecho de que no se ha creado a sí misma y, a pesar de todo libre porque, una vez “arrojada”, es garante de todo lo que forja. Es decir, cómo “actuar sin más guía que su propia conciencia” (Dostoievski).


Santiago Peña


*  *  *