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La muerte, como pérdida de un familiar, de
una amistad, de una PERSONA cualquiera,… se ve (y se vive) de una manera
totalmente diferente a como tú la observas y esperas para sí.
Todos moriremos ¿Cuándo? ¡No lo sé! La
muerte como desaparición es horrible ¡yo no quiero desaparecer!
¿Morir?… ¡hay que morir!, pero… ¿desaparecer?, ¡jamás!
Los ciclos del hombre, como rebelión a la muerte o
como recrear una falsa inmortalidad.
¿La
inmortalidad del Alma, una quimera o una realidad?
Nos hacemos inmortales en nuestras
palabras, en nuestra continuidad generacional, en nuestras obras y, sobre todo,
en la memoria que los demás tengan de nosotros.
Morimos cuando dejamos de pensar; morimos cuando no deseamos vivir
Habremos muerto cuando nadie mencione nuestro
nombre; cuando nuestra Luz no
ilumine a Alma alguna por cercana
que esté del lugar que pisamos…
Empezamos a morir cuando comenzamos a vivir
Nuestra Alma es una alarma que nos avisa que se nos escapa la vida. El huir
de la muerte es un vivir. El fluir de la Existencia
es el vivir, huyendo (fluyendo) en un viaje de ida y vuelta para nada
planificado, pero sí sentenciado.
Todos viajamos. Es indiferente la calidad
del trayecto.
En recuerdo a todos nuestros seres queridos que se fueron y no volverán
Santiago Peña