domingo, 28 de agosto de 2011

SOBRE EL ODIO

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El odio es una emoción de intensa repulsión, pesadumbre, hostilidad, rencor o repugnancia hacia un semejante, cosa, o suceso, con francas posibilidades de enquistarse en el tiempo, así como la necesidad de evadir, restringir o aniquilar a su objetivo.


El odio se puede basar en el miedo al objeto en sí (como un plausible causante de su infelicidad), ya sea argumentado o no, o más allá de las derivaciones negativas de relacionarse con él.


El odio se podría describir como la antítesis del amor o de la amistad. El odio, a su vez, puede concebir estados de aborrecimiento y sentimientos destructivos de diversa índole, como el equilibrio armónico del oponente y, en algunos casos extremos, la autodestrucción.


El odio no es justificable ni defendible, bajo ningún concepto, desde la razón y el sentido común; se frustra la posibilidad del diálogo y cimentación común. Es probable que las personas sientan una innegable aversión sobre otras personas, especies de bichos y/o animales muy concretas (serpientes, arañas, ratas, cucarachas,…), organizaciones (políticas, religiosas, culturales, deportivas,…etc.) o a determinadas ideologías, corrientes filosóficas, grupos étnicos,…etc.


En síntesis, el odio se percibe como un vivo e intenso estado de irritación perdurable en el tiempo.



¿Qué es el odio?

-El odio es el miedo camuflado con un cierto toque de orgullo.

-El odio es la maldad personificada.

-El odio es frustración y desconocimiento de uno mismo.


Como detalle del mal intrínseco que algunos revelan “los animales no odian, algunos individuos sí”.

Aquel sujeto que desee el mal hacia el prójimo no merece que se le califique. Pierde toda categoría.

No odies porque disiparás tu condición de PERSONA.


Santiago Peña


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