domingo, 3 de febrero de 2013

SOBRE LO QUE NOS AFLIGE


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Veritas enim non tacebo

 
¿Qué hay intereses ocultos para que, en este estado de cosas, todo siga así?... ¡No lo sé!… Pero… todo el entramado necesita seguir nutriéndose… Cualquier sistema (biológico, mecánico, filosófico, político,.. etc.) desaparece cuando entra, claramente, en conflicto con el entorno y/o con sí mismo. Las PERSONAS fallecemos cuando las llamadas “constantes vitales” dejan de serlo. Por lo que, la ruptura del equilibrio, es el comienzo del final en cualquier tipo de entidad, organismo o estructura político-social que la integre.

En definitiva: lo que está ocurriendo es la constatación de una descomposición inherente del sistema con una clara, y cuasi irreversible, proyección hacia el colapso.

¿Por qué?:
  • Porque una gran mayoría de los políticos actuales (seguro que hay un significativo número que no lo son, pero…) son unos incompetentes y están moralmente deslegitimados, por corruptos, para poder revertir la situación. Por lo tanto: ¡No podemos seguir permitiendo, por más tiempo, que “los zorros nos sigan vigilando los gallineros”! 

¿Qué se puede hacer?:
  • Se precisa de una renovación sistémica, y sin ambages, de todo el sistema político-económico-social-cultural-educativo. 

¿Cómo?:
  1. Una efectiva catarsis de toda la sociedad y,
  2. Restitución de un sistema educativo de inspiración humanística; la nueva sociedad surgirá de la nueva PERSONA.

Todo ello devendrá en la creación de un nuevo sistema político, de carácter participativo, abierto, transversalmente estructurado,  en el que se gobierne en “femenino”, se primen los valores (Ética, Moral, Respeto, Responsabilidad, Educación, Honestidad, Lealtad,…), se recompense la cultura del esfuerzo y que, por encima de todo, la PERSONA sea la base y columna vertebral de la nueva comunidad sociopolítica que habrá de renacer, cuan ave fénix, de las escorias de la anterior.

Complementando a este artículo recomiendo, una vez más, las siguientes lecturas, también, del propio autor:



La obscuridad es necesaria para poder encontrar la verdadera luz.

Tiempos lúgubres, castradores de esperanzas perdidas,
Conquistemos almas desvencijadas,  malheridas por injusticias y tropelías,
Sociedad enferma y caduca, despierta; revive en la verdad.

Libertad de conciencias; conquistadoras de la paz,
Recuperemos el sentido de la dignidad, 
¡PERSONAS  y nada más!


Santiago Peña


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