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Posiblemente desde la alquimia especulativa tengamos la solución:
Nos tendremos que transmutar para pasar del "plomo"(el lobo: el yo) al "oro" (la oveja: el ser). "Muerte y resurrección". Y en nuestro interior más íntimo redescubramos nuestra alma dorada; seguirá siendo imperfecta, porque la humanidad es imperfecta; no olvidemos que somos un proyecto inacabado.
Por lo tanto, tenemos que volver a reconquistar nuestra parcela esencial y verdadera del ser; aceptarse como lo que somos: seres imperfectos, pero poseedores de bondad infinita, amor universal y la libertad de ser uno(a) mismo(a).
Tener el derecho irrenunciable, simplemente, a ser PERSONAS.
Santiago Peña
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