domingo, 6 de febrero de 2011

UNA BREVE APROXIMACIÓN SOBRE LA MUERTE DESDE LO HUMANO A LO DIVINO

* * *


La muerte es un estado, un tránsito, la verdad suprema, la perfección del alma, la paz absoluta, la quietud. La unión perfecta de lo creado con el creador.

La muerte, como concepto, nos atrae y nos repele. Sentimos fascinación y temor a lo que no entendemos ni comprendemos: nuestra desaparición física de la realidad del mundo.

La querencia de que seamos relegados (“borrados”) del lugar en el que hemos transitado nos produce angustia, desazón y pavor. Lo divino, por poseer la inmortalidad, nos trasciende y nos “acoge”. Nos sentimos protegidos y amados (no olvidados). Una vez cesadas nuestras funciones vitales, y desde la espiritualidad, nos “abrazamos” a la Inmortalidad del alma como fin último de nuestra pervivencia.

La muerte (física) de una persona es el lapso más transcendente de un ser que es consciente (o debería serlo en la mayoría de los casos) del acto último.


De este hecho culminante, desde lo espiritual, surten las siguientes conclusiones:

-La muerte surge de la vida y la vida de la muerte.
-Morimos cuando nacemos y nacemos cuando morimos.
-Morimos mientras vivimos; el crecimiento y/o la evolución es la prueba…
-El nacimiento es muerte. Si no naciéramos no moriríamos.


Sobre el Creador:

-Dios no nació y siempre existió. No muere porque nunca ha nacido.


El hombre adquiere la calidad suprema cuando abandona la biología de su cuerpo corrupto, elevando su alma a un nivel superior y significándose en la divinidad.

De todo lo dicho admitamos la única verdad incuestionable: hay que aceptar la muerte (nuestra muerte) con entereza y plenitud. Vivamos de una forma íntegra, con una coherencia intachable, con una ética incontestable y en armonía con el TODO que nos rodea.

El microcosmos (el hombre) tiende, en un viaje de ida y vuelta, a reunirse con el COSMOS: origen y fin de todas las cosas.


Santiago Peña


* * *

5 comentarios:

  1. La única verdad incuestionable ha sido, es, y será "Pienso, luego exsisto"; a partir de ahí, que cada uno vea la muerte como fuerte es su lazo con lo que le rodea.

    El deseo de vivir, el anhelo por seguir sintiendo , el último pensamiento que llega cuerdo de nuestro ser gritando que aún no ha llegado nuestra hora es lo que nos hace seguir adelante; no aceptemos la muerte, ceptemos todos los hechos que nos han hecho ser lo que somos, personas vivas.

    Descartemos lo divino,tampoco consolemos nuestra alma prometiéndole un futuro mejor mas allá del claro cuando nadie ha vuelto de él. El miedo a la muerte, el mas profundo, es resignarse a aceptar que no hay nada mas allá: no nos espera Caronte en un barco ni John Malkovich exigiendote Cafés Volluto como tributo.

    Más allá de la muerte solo nos espera el gato de Schrödinger, o no.

    César

    ResponderEliminar
  2. Estimado César: interesante reflexión.

    Así pensaba hace 30 años.

    Permíteme que madure la respuesta.

    Saludos
    Santiago

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. La muerte es un momento grandioso para nuestro ser, es el momento de plenitud de lo que somos, "pura energía".

    Para comprender la muerte primero deberiamos saber donde empieza todo: AL MORIR o AL NACER, yo creo que empieza en "al morir", constantemente morimos y nacemos, en ideas, pensamientos, .... y no lo percibimos, porque eso no nos supone ningún dolor ya que no existe el apego.

    Pero somos luz dentro de un cuerpo que se nos otorgo para crecer, aprender y desarrollarnos como seres divinos.

    Nuestro mayor problema como seres imperfectos, es el dia en que nos llegue la muerte física, y creo que mientras no comprendamos que no morimos, el miedo que nos produce este cambio, esta transformación, nos impedirá saber vivir.

    Un abrazo

    Africa

    ResponderEliminar
  5. África,

    Una hermosa síntesis; vitalismo positivista en estado puro.

    Como siempre, un placer.
    Santi

    ResponderEliminar