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La Verdad es
lo Existente
El concepto de Verdad
es la base fundamentadora de la propia Filosofía ¿Cómo se sabe si algo es cierto?
¿Qué es la Verdad? Posiblemente, en
el devenir de la humanidad (y de todo lo circundante), la Verdad tiene, ha tenido y tendrá, un destino de persistencia y
reafirmación de la Vida.
Proliferan
infinitas mentiras pero solo existe una única Verdad
Las mentiras se difunden;
las Verdades se ocultan. Las
mentiras son “hijas bastardas”, e inexistentes, de la Verdad.
Las cosas son Verdaderas cuando son «íntegras»;
fieles porque cumplen lo que dicen y, sobre todo, porque no varían en el tiempo.
Por lo que, la Verdad, es la suma de
hechos coherentes; dando lugar a la confirmación de un Todo único, inmutable y
transcendente.
Preciso no errar al
decidir si una seta es tóxica o no. Me exijo el no equivocarme al decidir si amo
a una PERSONA o si, esa misma PERSONA, me ama “Verdaderamente”. La Verdad es una propiedad de nuestras reflexiones
y discernimientos. Aparentemente la cuestión no suscita un insalvable “quebradero de cabeza”. Es Verdadera la aseveración
que se acomoda a la realidad. “En este momento
es de noche” es Verdad, si salgo
a la calle y observo que es de noche. Pero la trama, irremediablemente, se trastoca;
por este motivo multitud de PERSONAS
repiten la célebre pregunta de Poncio Pilatos, magistrado de Judea, que dirigió
al nazareno: “¿La Verdad; qué es la Verdad?”. Si alguien exclama “¡el
aborto es un crimen!” y otra, “¡el
aborto es un derecho de la mujer!”, ¿cómo sé cuál de estas dos aseveraciones
es cierta? Si una PERSONA dogmatiza
y otra niega la existencia de Dios, ¿cómo puedo resolver por una u otra sentencia?
La
Verdad es Conocimiento
Vayámonos a los orígenes del
pensamiento filosófico. He de convenir como Verídico todo aquello que se me brinda
a una vivencia positiva, o a la reflexión, como indiscutible. “Lo que estoy escuchando, lo estoy escuchando”.
Pero esta primera enunciación debe contrastarse con otra. “Lo que escucho con diáfana
claridad puede ser censurado por una demostración más sólida”. Esto no es un contrasentido.
Si se observa, sutilmente, el cielo nocturno, aceptaremos en decir que la Luna
se mueve. Sale por el oeste y se pone por el este. Esta es una incontestable demostración
puramente visual. Y, sin embargo, sabemos que no es exactamente así, sino que
nosotros, junto con ella, también nos movemos. Esta convicción, que emana de rigurosas
(y científicas) observaciones astronómicas, posee más fortaleza que la que nos aporta
una simple contemplación sensorial.
Cuando
padecemos la desagradable vivencia de lo incorrecto, de que hemos “errado el
tiro”, tomamos conocimiento de que una certeza más sólida invalida la anterior.
Esto hecho nos exige en tomar una determinación de un modo más preciso. La Verdad, desde la pura abstracción, es
la conciliación de mi potencia mental con la realidad. Pero, desde lo concreto,
la Verdad es la enunciación que posee
un mayor grado de aprobación, de confirmación.
Por
lo tanto, todo aquello que podamos demostrar como Verdad, estaremos confirmando su Validez. Las opiniones… solo son
opiniones.
La Esencia de la Libertad es la Verdad
La Verdad como interpretación exclusiva, y única, de la realidad. Si
es así podríamos decir, y sin temor a equivocarnos, que la esencia misma de la
realidad define a la Verdad. Por lo
que, cuando se vive en la Verdad, se está en el camino de alcanzar la Libertad.
Somos
libres cuando disfrutamos plenamente del conocimiento de la realidad.
Santiago Peña
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