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-La información la devoramos, la comunicación la gestionamos y el conocimiento lo atesoramos. La sabiduría no necesita de información, ni de comunicación, ni de conocimiento. Es, puramente, un estado… un fluir.
-La obscuridad es necesaria para poder encontrar la verdadera luz.
-La imaginación no conoce límites temporales ni terrenales; nosotros, ignorantes de todo, la castigamos, censuramos y mutilamos.
-El hacer “despertar al durmiente”, que llevamos dentro, depende exclusivamente de cada uno de nosotros.
-No nos damos cuenta que cada vez sabemos menos. Y cuando nos demos cuenta no sabremos nada.
-En el fondo del pozo de la ignorancia se encuentra la luz de la sabiduría.
-La comprensión no es aprendizaje si no vivencia.
-La luz siempre resurgirá de la oscuridad. El camino es el fluir. La luz nos guiará en el fluir de nuestro caminar.
-En el fluir de la vida no hay tiempos; el fluir es un estado mental. Por lo que nadie se obsesione en plantearse una meta temporal.
-La vida real nos marca. Qué no nos marque nuestra verdadera vida.
-Todos, en parte, somos “Guerreros de la Luz” pero, muchos, la tienen fundida.
-El camino, nuestro camino, lo hacemos nosotros mismos y nadie más.
-Siempre dudo, incluso de mi propia existencia. Por este motivo, en la duda, se aloja la verdad.
-Las palabras, según quien las diga, pueden ser mágicas; como mágico será nuestro despertar.
Santiago Peña
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