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Renunciar a la Libertad
("a nuestra Esencia"); a la
Libertad de ser uno mismo. No
estamos preparados -ahora y, posiblemente, nunca- para vivir plenamente en Libertad. Preferimos sentirnos "protegidos", tanto a nivel material
(el Estado), como a nivel espiritual (la Religión).
El miedo a lo desconocido, en sus múltiples facetas,
nos hace ser dependientes de otros (héroes, señores de la guerra, caudillos, reyes,
sacerdotes, líderes carismáticos, dictadores, gobiernos, imanes, instituciones,
chamanes, emperadores, patriarcas y/o estados).
Por este, principal, motivo delegamos, y reconocemos, Autoridad en aquel que percibimos que
está más, y mejor, preparado que el resto de nosotros...
El que aprecia que ostenta el Poder ejerce la Autoridad de una forma natural. Y, por
encima de todo, se debería considerar libre pero... ¡No es así! ¿Por qué? Por
el sentido de Responsabilidad.
Todos reclamamos Libertad, pero nadie la disfruta
El ejercicio de Autoridad,
por parte del "poderoso", conlleva obligaciones que, tanto los "protegidos" (tutelados) como los
"protectores" (tutores),
asumimos en su justa medida. Por lo tanto: todos nos sentimos protegidos, pero no
libres, y, en casos extremos, esclavos...
La Libertad
como culminación de la Humanidad;
la seguridad nuestra trágica Realidad
Santiago Peña
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