domingo, 19 de abril de 2015

¿EL PORQUÉ DE LOS SÍMBOLOS?


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Las antiguas narraciones mitológicas pueden "leerse" de muy variadas formas: como una estricta fábula (con tintes señaladamente pedagógicos), como una impresión marcadamente religiosa o, inclusive, como un estudio metodológicamente antropológico. El problema, ha día de hoy (si nos atenemos, estrictamente, a su infinidad de posibles interpretaciones; todas posiblemente no correctas pero, tampoco, del todo falsas)  radicará en que no entenderemos ese lenguaje de nuestros ancestros: con una épica desmesurada, hiperbólico, atemporal, minimalista y sin un espacio geográfico definido.

Antes del Logos, precedió el Mito. -así se exponía en los primeros capítulos de cualquier libro de texto de Introducción a la Filosofía- Por lo tanto, la emoción se anteponía a la razón. La imaginación -no lo olvidemos- hacía el resto.

La PERSONA de aquellas épocas (en una gran mayoría) no leía: percibía, comentaba y/o explicaba. Interpretaba, "a su modo", todos los acontecimientos que sucedían a su alrededor: tormentas, ventiscas, guerras, hambrunas, enfermedades,... de la única manera que su pensamiento precientífico (ante el miedo, la angustia y cualquiera de las fobias que lo atenazaban) le podía ofrecer: La simbología. Es menester recordar que la primera forma de lenguaje fue el símbolo.

Las tormentas,  según en la época o zona geográfica en la que nos encontrásemos, era la furia de Thor, los caprichos de  Zeus, la venganza de Perun o la justicia de Enlil. Todo lo que no se entendía, o comprendía, se le dotaba de un carácter mistérico y/o religioso. Todo se le encontraba acomodo. Se constituía un "pacto" y el mundo seguía funcionando (Cosmos). En definitiva, el ser humano necesitaba, y necesita (hoy igual, pero con diferentes lenguajes), dar sentido a su existencia: el origen de la vida, porque nos tenemos que morir, porque el universo está establecido de esta forma y no de otra...   

Los mitos de ahora son los deportistas de élite y los llamados VIP. Actualmente (igual que antes) no hace falta leer (literalmente) sus biografías, sino seguir sus "gestas y proezas". Los medios de comunicación de masas hacen el resto.

En este tiempo, y en los venideros, no siempre se podrá aplicar la lógica y la razón. Los sentimientos, la pasión y, sobre todo, el miedo (a la incertidumbre, a lo desconocido y/o a la indeterminación)  siempre, marcarán nuestros destinos. Tendremos, una vez más, los símbolos, los mitos y la imaginación. El "niño" que, todos, llevamos dentro nos lo recuerda constantemente.



Santiago Peña


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