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Partiendo de los principios básicos del Humanismo Clásico expongamos los
cardinales puntos a incorporar, consecuencia de la pertinente contemporaneidad:
Moralidad y Pedagogía
Lo que conocemos, hoy en día, por Humanismo, vendría a ser una imperecedera doctrina social, moralmente reconstituida y pedagógicamente abierta a todo
tipo de saberes, en todo tiempo, y originarios de cualquier lugar.
Valores y Ciencia
Por un renovado Humanismo o como integrar la
totalidad de los Valores de la Humanidad; sin renunciar a los
avances de la Ciencia. Por todo ello, reprogramemos la vuelta a un Humanismo
fortalecido frente a la “dictadura”
de una Ciencia oficializada y tiránica.
Razón y Sentimiento
Honor y respeto, a partes iguales, hacia el Sentimiento
y la Razón.
En el punto medio se halla el distintivo valor de todas las cosas.
El Mito del Progreso
El Progreso, como la imposición de una
nueva ideología dogmática (o una nueva “religión”),
excluyente y simplificadora; injustamente en contra de la Historia (no oficial pero,
sí, verdadera), de la Cultura Ancestral y de la Tradición.
Imaginación, Espiritualidad y Conocimiento
La Imaginación, o como escapar de una
encorsetada, instituida y aparente Realidad. Lo Espiritual, como una
evidente fuente de Conocimiento, de Luz y de Introspección. El
Conocimiento, como síntesis de la imaginación, de una (supuesta) Realidad
y de la Espiritualidad. Y, así mismo, el Conocimiento, como Sombras
y Luz. Las Sombras son múltiples. En cambio, la
Verdad
es Una,
como la Luz.
Modernidad y Humanidad
La Modernidad, como el desprecio absoluto entorno a la Verdad oculta de las cosas, de la (genuina) Realidad y de la propia Humanidad.
Antiguo y Nuevo
Es necesario evaluar lo, supuestamente, antiguo con
una mirada nueva. Porque en el principio del Todo se aloja el final de
todo comienzo. Todo es Uno y no hay nada fuera del Todo.
Lo Múltiple y la Unidad
Es apremiante abandonar a la Multiplicidad para, de
esta forma, abrazar a la Unidad. Las falsedades, o mentiras,
son obra de una ficticia Multiplicidad. Por contra, la Unidad es “madre” –indiscutible- de la
Verdad.
Estudiar y Aprender
La decadencia de las sociedades contemporáneas es
signo evidente del abandono del Estudio, del olvido de nuestros
orígenes (Ancestros, Cultura y Tradición) y de la
expulsión, en nuestro día a día, de la Ética y de la Moral. En definitiva, la Corrupción
“está servida” y ¡todos al “paredón”! Fruto de nuestros (aciagos)
días, y para evitar el “suicidio” de
toda una Civilización, hay que Estudiar y Aprender, invariablemente,
en todo tiempo y en todo lugar…
Siempre estudiando, siempre aprendiendo, hasta el mismo final
Santiago Peña
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